El Comienzo

Soy Lucía, madre de dos hijos preadolescentes. Cuando llegué a España como extranjera, empecé desde cero, trabajando en distintos oficios: camarera, ayudante de cocina, en tiendas, y también limpiando casas. Fueron años de adaptación y crecimiento personal, donde descubrí el valor de reinventarse. Con el tiempo, formé mi familia, y tras algunas vueltas de la vida, nos quedamos mis hijos y yo. En ese nuevo capítulo, asumí con determinación el papel de madre y guía para ellos. Decidí que necesitaba un oficio especializado y, aunque me atraía el mundo inmobiliario, la estética me llamó aún más. Así, comencé a formarme y a construir mi propio negocio.

Después de varios años como empresaria en el mundo de la estética, me di cuenta de lo más importante: no podía estar presente en la vida de mis hijos. Ser dueña de un negocio, gestionarlo sola y además mantener una vida familiar… ¡era demasiado! Me prometí a mí misma que debía hacer un cambio. Necesitaba un trabajo que me diera libertad, un negocio que pudiera llevar conmigo a cualquier lugar y, al mismo tiempo, aumentar mis ingresos. 💼✨

Así que, decidida a aprender, comencé a explorar el marketing digital. Aunque había mucha información disponible, no encontraba una dirección clara. Después de vender mi negocio y mudarme, ya restablecida, empecé a buscar nuevas oportunidades en el mundo digital. Desde trabajos de asistente virtual y gestión de redes sociales hasta la creación de contenido y el marketing de afiliados, vi que el mundo digital ofrecía posibilidades infinitas. Me encontré con cursos especializados que abarcaban desde la gestión de redes hasta estrategias avanzadas de marketing, orientados a madres que, como yo, buscaban flexibilidad laboral. A medida que investigaba, fui perfilando la visión de lo que quería construir para mi futuro.

Llevaba varias semanas investigando opciones de negocio en línea, buscando una oportunidad que encajara con lo que soñaba. En una de nuestras charlas, le comenté a Josiane sobre mi búsqueda. Fue entonces, en un café de la tarde, cuando ella me habló del MRR (Master Resell Rights), un modelo que estaba cambiando vidas en Estados Unidos. Me pasó un enlace, y en ese momento todo comenzó a definirse para mí. No se trataba solo de entenderlo, sino de darle vida: ¿cómo comenzar?

¿Cómo hacerlo reflejar la esencia de tu negocio, de tu pasión, de tu creatividad para generar ingresos? ¡Eso es precisamente lo que me ofrece el MRR y mucho más! 🔥 Supe que requeriría esfuerzo, pero ese enfoque y potencial coincidían con mi propósito. Me emocioné al sentir que, finalmente, había encontrado el camino para seguir el proyecto que había soñado.

Al cabo de unas semanas, aunque avanzaba, sentía que algo me frenaba. El peso de todo lo vivido parecía aplastarme, y el ánimo me fallaba para dar el siguiente paso. Hablaba mucho con Cinthia, una amiga del sector de la estética, también madre, que conocía bien mi historia y sabía que había adquirido el MRR. Ella, con su energía y convicción, insistía en que no me rindiera, en que avanzara. Durante días, me dio el impulso que necesitaba, hasta que un día, con determinación, me dijo: “Venga, ¡vamos a empezar!”. Y así, entre ambas, decidimos darle vida a este proyecto que, desde entonces, ha crecido paso a paso, llenándonos de satisfacción.

Gracias a este proyecto, estamos construyendo un sueño que ya no es solo mío, sino también de quienes creen en él. Ahora es nuestro. ¡Y eso es lo que hace que este viaje sea aún más especial! ✨

Gracias por ser parte de esta historia.

Con cariño,

Lucía Pontes